El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sugirió este jueves que la OTAN “debería considerar expulsar a España” por no alinearse con los nuevos objetivos de gasto en defensa acordados el pasado junio, declaraciones que elevan la presión política sobre Madrid y reabren el debate sobre los límites legales dentro de la Alianza.
Durante una comparecencia junto al presidente finlandés Alexander Stubb, Trump reprochó que España no asuma la nueva senda de inversión y pidió a los líderes europeos “hablar con España” para que incremente su presupuesto militar; incluso deslizó que “quizá” debería ser expulsada si persiste el desacuerdo.
En la cumbre de La Haya (24–25 de junio), los aliados adoptaron un plan para invertir el 5% del PIB en defensa y seguridad para 2035, con 3,5% destinado a “requisitos de defensa núcleo” y 1,5% a partidas relacionadas (infraestructura, base industrial, ciber, etc.).
España ha defendido desde entonces que puede cumplir sus objetivos de capacidades con un esfuerzo sensiblemente inferior y, de hecho, por primera vez alcanza el 2% del PIB en 2025, según estimaciones de la propia OTAN publicadas a finales de agosto.
El Tratado del Atlántico Norte no contempla un mecanismo de expulsión: prevé la salida voluntaria (art. 13) y las decisiones se toman por consenso. El anterior secretario general, Jens Stoltenberg, llegó a afirmar que introducir un sistema de expulsión “no va a ocurrir”. En la práctica, la “expulsión” sería jurídicamente muy controvertida y políticamente improbable.
Las palabras de Trump añaden presión a las negociaciones sobre cómo y a qué ritmo traducir el 5% en presupuestos nacionales, y anticipan nuevas fricciones entre Washington y Madrid si no hay una senda intermedia que concilie las metas de capacidades con las restricciones fiscales españolas.




