En un nuevo episodio de la guerra en Europa del Este, drones ucranianos atacaron en la madrugada del domingo la refinería de Kirishi, ubicada en la región de Leningrado, Rusia, considerada una de las instalaciones petroleras más grandes y estratégicas del país.
De acuerdo con autoridades locales, al menos tres drones fueron derribados sobre la zona industrial, lo que provocó la caída de escombros y el inicio de un incendio en las instalaciones de la planta.
La refinería de Kirishi, operada por la compañía Surgutneftegas, tiene capacidad para procesar cerca de 355,000 barriles de crudo al día, lo que la convierte en un punto clave para el suministro de combustibles en Rusia.
El gobernador regional informó que el fuego fue rápidamente sofocado, sin que se reportaran víctimas ni heridos. Sin embargo, las imágenes difundidas en redes sociales mostraron densas columnas de humo negro que alarmaron a la población local.
Este ataque forma parte de la campaña ucraniana contra la infraestructura energética rusa, cuyo objetivo es interrumpir la logística de abastecimiento de combustible para las tropas de Moscú.
Los efectos ya se hacen sentir en la economía rusa: la serie de ataques a refinerías ha contribuido a una escasez de gasolina y obligó al Kremlin a suspender temporalmente algunas exportaciones de combustible para garantizar el abasto interno.
La ofensiva contra instalaciones estratégicas en territorio ruso refleja la intención de Kiev de ampliar la presión más allá del frente militar, mientras que Moscú promete represalias. Analistas advierten que esta escalada podría tener repercusiones no solo en la guerra, sino también en los mercados internacionales de energía.
