
El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés) anunció una nueva normativa que autoriza la recolección de fotografías y datos biométricos —como huellas digitales y rasgos faciales— de todos los extranjeros que ingresen o abandonen el país, ya sea por aire, tierra o mar.
La regla, publicada este lunes en el Registro Federal, entrará en vigor el 26 de diciembre de 2025 y marca un cambio significativo en la política fronteriza estadounidense, según informó la agencia.
El DHS justificó la medida alegando razones de seguridad nacional, al afirmar que “implementar un sistema biométrico integrado de entrada y salida que compare los datos recolectados en ambos momentos ayudará a abordar preocupaciones vinculadas al terrorismo, al uso fraudulento de documentos de viaje y a la sobrestadía de visitantes”.
“Este sistema permitirá confirmar de manera más concreta la identidad de los extranjeros que buscan entrada o admisión a Estados Unidos, y verificar su salida del país”, señala el texto oficial.
La disposición abarca a todos los no ciudadanos, incluidos titulares de visa, residentes y trabajadores temporales, menores de edad y adultos mayores. Las autoridades podrán realizar la toma de datos biométricos tanto en aeropuertos internacionales como en puertos marítimos y cruces terrestres.
Sin embargo, el anuncio ha generado preocupación en el ámbito legal y de derechos civiles. La firma Lincoln-Goldfinch Law, con sede en Austin, Texas, advirtió que la medida “representa un cambio fundamental en la vigilancia fronteriza” y podría tener implicaciones constitucionales si no se implementan salvaguardias adecuadas.
“Cuando se recolectan datos biométricos tanto en la salida como en la entrada, estamos entrando en un nuevo paradigma de vigilancia que exige supervisión jurídica activa”, explicó Kate Lincoln-Goldfinch, abogada migratoria. “Las familias deben saber qué pasará con sus datos, cuánto tiempo se conservarán y cómo aclarar malentendidos”.
La letrada insistió en que el Gobierno “no puede tratar por igual a todos los no ciudadanos sin evaluar las circunstancias particulares de cada caso”, y pidió garantizar que la regla se aplique con transparencia, protección constitucional y mínima interferencia en los viajes legales.
Con la implementación de este sistema, Estados Unidos se alinea con otras potencias que han adoptado el reconocimiento facial y la identificación biométrica como herramientas de control fronterizo, aunque las preocupaciones sobre la privacidad y el manejo de datos personales continúan en el centro del debate.



