Durante un encuentro con reporteros a las afueras de la Casa Blanca el 3 de marzo, Stephen Miller, asesor de Seguridad Interna en la administración de Donald Trump, afirmó que el expresidente está evaluando todas las opciones para combatir a los grupos criminales mexicanos.
Miller señaló que estos grupos controlan territorio en México, lo que representa una amenaza para Estados Unidos. “Esta no es solo una misión de seguridad, es una misión militar. Los cárteles son organizaciones terroristas extranjeras y el presidente Trump está desplegando todos los recursos necesarios para acabar con la amenaza que representan”, declaró.
Al ser cuestionado sobre la posible utilización de la Bahía de Guantánamo, Miller aseguró que esta instalación es un pilar clave dentro de los planes del gobierno para la detención de extranjeros. “Es parte fundamental de la estrategia para lidiar con delincuentes extranjeros que representan una amenaza significativa y para aumentar nuestra capacidad de detención”, afirmó.
Además, el asesor subrayó que Trump busca frenar el crimen en la frontera sur, desmantelar redes de tráfico y “repeler la invasión”.
Designación de cárteles como terroristas
El pasado 20 de febrero, el gobierno de Trump emitió un decreto en el que designó a seis grupos criminales mexicanos como organizaciones terroristas: el Cártel de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel del Noreste, el Cártel del Golfo, Cárteles Unidos y la Nueva Familia Michoacana.
Sin embargo, Mike Vigil, exagente de Operaciones Internacionales de la DEA, criticó esta medida en una entrevista con Infobae México, asegurando que no tendrá un impacto real. “Hemos trabajado con esta herramienta durante décadas y ya estábamos haciendo todo eso. Trump solo busca crear la ilusión de que está atacando fuerte a los cárteles”, opinó.
Miller, quien también formó parte del primer mandato de Trump, ha sido señalado por promover políticas migratorias extremas, como la separación de familias en la frontera bajo la política de “cero tolerancia” y la prohibición de entrada a ciudadanos de países musulmanes. Asimismo, analistas han criticado su retórica, considerándola una demonización de los migrantes y una promoción del nacionalismo blanco.