La salida del entrenador en jefe de los New York Jets, Robert Saleh, ha generado una ola de especulaciones, y algunos señalan al mariscal de campo estrella, Aaron Rodgers, como una de las principales causas detrás de su despido.
A pesar de que Rodgers sufrió una lesión que lo dejó fuera de la temporada en el primer juego, varios reportes internos sugieren que su llegada al equipo generó tensiones con el cuerpo técnico. Según fuentes cercanas a la franquicia, las diferencias en la visión estratégica entre Rodgers y Saleh habrían debilitado la relación, afectando el ambiente en el vestuario y el desempeño del equipo en general.
Aficionados y analistas se han dividido en opiniones. Algunos defienden a Rodgers, señalando que la baja de su rendimiento se debió exclusivamente a la lesión, mientras otros argumentan que su influencia y poder dentro de la organización afectaron las decisiones de la gerencia, lo que terminó por forzar la salida de Saleh.
Bajo la dirección de Saleh, los Jets mostraron mejoras defensivas, pero la falta de resultados consistentes y la presión de contar con un mariscal de campo de renombre como Rodgers pusieron al equipo bajo un escrutinio constante. Con la temporada en declive, la gerencia de los Jets optó por un cambio radical, lo que llevó al despido de Saleh.
El futuro de los Jets, aún con Rodgers en proceso de recuperación, queda ahora en manos de encontrar un nuevo entrenador capaz de lidiar con la presión mediática y las expectativas de éxito inmediato.
