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Poder y Paridad: Un Análisis de Quién Manda

En octubre de 2022, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), junto con varias instituciones, entre las que se encontraban la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y el Seminario Universitario de Estudios sobre Sociedad, Instituciones y Recursos (SUESIR), organizó un coloquio titulado «Paridad y Poder: Desafíos y Oportunidades». Este evento reunió a expertos en la materia para exponer avances en paridad de género y abordar las dificultades futuras, incluyendo la posibilidad de tener una mujer como titular del Poder Ejecutivo Federal.

El tiempo ha demostrado la factibilidad de esta previsión. Por primera vez en la historia de México, una mujer ocupará la presidencia. Este hito ocurre 69 años y 364 días después de que las mujeres pudieran votar por primera vez a nivel federal el 3 de julio de 1955. Claudia Sheinbaum Pardo, con su reciente elección, encarna este logro histórico.

Desde la elección de la XLIII Legislatura, cuando las primeras diputadas, como Aurora Jiménez Palacios y Marcelina Galindo Arce, ingresaron a la política, hasta las senadoras Alicia Arellano Tapia y María Uvalle y las gobernadoras como Griselda Álvarez Ponce, las mujeres han demostrado su capacidad y deseo de participar en la vida política, a pesar de los obstáculos.

A casi setenta años de las primeras elecciones en las que las mujeres participaron, se ha avanzado significativamente, aunque con resistencias de todos los partidos políticos. Muchas veces, se han buscado formas de limitar estos espacios, ya sea evadiendo leyes o recomendaciones de las autoridades electorales para evitar que las mujeres sigan ocupando cargos públicos.

Antiguamente, se hablaba de las «Juanitas», mujeres que eran obligadas a renunciar una vez obtenían el cargo. Hoy en día, aunque las mujeres mantienen sus puestos, a menudo se las acusa de no tomar realmente las decisiones, actuando como figuras simbólicas o títeres de hombres que deciden en su lugar. Así, persiste la idea de que las mujeres no tienen el control real de las decisiones públicas.

La violencia contra las mujeres en la política también ha evolucionado. Anteriormente, las candidatas enfrentaban menos violencia quizás porque no aspiraban a cargos importantes o porque sus candidaturas eran simbólicas en elecciones perdidas. Ahora, la violencia no sólo es física o verbal, sino que también se manifiesta en el entorno virtual, cuestionando la capacidad de las mujeres en el ámbito político. Seguimos, como sociedad, replicando las mismas ideas sobre lo que deben hacer los hombres y las mujeres.

Es crucial que Claudia Sheinbaum, como la primera mujer en ocupar la presidencia de México, siente las bases para una mayor participación sustantiva de las mujeres en la política. Su presencia debe servir como un impulso para desafiar y superar las visiones arraigadas que aún prevalecen en la sociedad: que las mujeres son incapaces de tomar decisiones o gobernar. Sheinbaum tendrá la oportunidad de demostrar que la política no es una cuestión de género.

Aunque este es un triunfo significativo para el movimiento feminista mexicano que ha impulsado la agenda de género, no es el final del camino. Celebrar la elección de Sheinbaum no debe llevarnos a pensar que la lucha por la igualdad de género ha terminado. Su presidencia, que apenas comienza, ha marcado un hito en la historia nacional y tiene el potencial de derribar muchos prejuicios sobre quién puede ejercer el poder y tomar decisiones en la administración del Estado.

Solo a través de estas reflexiones y la implementación de diversas acciones en la materia, podremos afirmar que en política, cualquiera puede tener el poder, independientemente de su género.

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