En la demanda presentada por el Departamento de Justicia y 16 fiscales generales estatales, se acusa a Apple de restringir deliberadamente el acceso a tecnologías utilizadas en los iPhone, lo que resulta en costos más altos para los consumidores y obstaculiza el lanzamiento de posibles competidores en el mercado de teléfonos inteligentes.
El Departamento de Justicia sostiene que Apple ha estado involucrado en prácticas ilegales y prolongadas al utilizar su dominio sobre el iPhone.
La demanda argumenta que Apple ha obstaculizado el desarrollo de lo que se conoce como «superaplicaciones», que facilitarían a los usuarios cambiar de teléfono inteligente de manera más sencilla. Además, se le acusa de bloquear la creación de aplicaciones de transmisión que permitirían a los usuarios disfrutar de contenido de video de alta calidad sin necesidad de pagar por más almacenamiento en la nube o hardware adicional.
El enfoque de la demanda se centra en la sólida presencia digital creada por Apple, no solo con el iPhone, sino también con otros productos como el iPad, la Mac y el Apple Watch, lo que hace que los consumidores dependan exclusivamente de estos dispositivos y no puedan combinarlos con productos de otras compañías.
Apple, con sede en Cupertino (California), ha negado rotundamente estas acusaciones y ha argumentado que el Gobierno se ha extralimitado en sus acciones. La compañía ha expresado su preocupación de que la demanda, de prosperar, sentaría un precedente peligroso al otorgar al Gobierno un poder excesivo para intervenir en el diseño de tecnología.
Con esta demanda, Apple se suma a la lista de gigantes tecnológicos contra los que el Gobierno de Biden ha emprendido acciones legales. El Departamento de Justicia ya ha demandado a Google por prácticas monopolísticas en el ámbito de la publicidad digital, mientras que la Comisión Federal de Comercio tiene casos antimonopolio pendientes contra la matriz de Facebook, Meta, y contra Amazon.
Apple es una de las empresas más poderosas del mundo, con ingresos anuales cercanos a los 400,000 millones de dólares y un valor de mercado que, hasta hace poco, superaba los 3,000 millones de dólares.
