La icónica banda británica ofreció su última presentación, marcando el fin de una era que definió el heavy metal
La noche cayó sobre el escenario y con ella una página gloriosa de la historia del rock: Ozzy Osbourne y Black Sabbath ofrecieron su última presentación, poniendo fin oficialmente a una trayectoria que transformó para siempre el género del heavy metal.
Con un show cargado de nostalgia, potencia y emoción, la legendaria agrupación británica reunió a miles de fanáticos en lo que fue su adiós definitivo a los escenarios. Temas como Paranoid, Iron Man y War Pigs retumbaron una vez más, dejando un legado imborrable en la memoria colectiva del metal.
“Gracias por darnos la mejor vida que podríamos haber soñado”, expresó un conmovido Ozzy Osbourne al público, visiblemente emocionado. La despedida no solo marca el fin de los conciertos de la banda, sino también el cierre de una de las etapas más influyentes en la historia del rock duro.
Black Sabbath, fundada en Birmingham en 1968, es considerada pionera del heavy metal y una referencia obligada para generaciones de músicos. A lo largo de más de cinco décadas, la banda rompió esquemas, inspiró movimientos culturales y dejó una marca indeleble en la industria musical.
Aunque los miembros han expresado su intención de alejarse de las giras, la posibilidad de futuros proyectos individuales no se descarta. Por ahora, los fans solo pueden rendirse ante el legado de una agrupación que cambió el rumbo de la música pesada para siempre.