Parece que Gerardo Fernández Noroña, el legislador que en México puede gritar y hasta exigir disculpas públicas a base de berrinche político, está descubriendo que en Estados Unidos no se juega a la patria con megáfono y escándalo.
Al parecer, al buen Noroña le llegó el chisme (y con razón) de que el Tío Sam lo está viendo con lupa tras sus más recientes declaraciones en defensa de migrantes, acompañadas de su habitual tono de mitin escolar con esteroides. Y no, esta vez no hay AMLO que lo respalde ni mañanera que lo limpie. Según fuentes diplomáticas, su visa estadounidense estaría en la cuerda floja.
Noroña callado… y eso es preocupante
Lo más inquietante de todo esto no es la posible cancelación de su visa —que sería un pequeño triunfo para la diplomacia con sentido común—, sino que Noroña está callado. Silencio total. Ni un tuit, ni un TikTok, ni una selfie en tono revolucionario. ¿Está bien? ¿Se habrá desmayado al saber que no podrá gritarle al Capitolio?
En México arrodilla, en EE.UU. se estrella
En México, a veces basta con levantar la voz y exigir disculpas como si se tratara de un casting para reality show. Pero en EE.UU. no hay espacio para la performance revolucionaria de cabotaje. Allá no funciona la fórmula “me indigno, grito, me filman y me victimizo”. En cambio, hay consecuencias, y parece que alguien está a punto de conocerlas de cerca… o mejor dicho, desde fuera del país.
