Febrero 19, 2025 – Nuevos datos de la Agencia Espacial Europea (ESA) confirman que el asteroide 2024 YR4 ha alcanzado una probabilidad de impacto con la Tierra del 2.8% para el año 2032, la cifra más alta registrada para un objeto de más de 30 metros de diámetro.
El coordinador del servicio de información de la Oficina de Defensa Planetaria de la ESA, Juan Luis Cano, explicó a EFE que este aumento en la probabilidad es una consecuencia natural del refinamiento de su órbita. «A medida que se recopilan más datos, la incertidumbre disminuye, lo que temporalmente puede hacer que el riesgo aumente antes de reducirse», señaló.
La fecha clave es el 22 de diciembre de 2032, cuando 2024 YR4 podría cruzar la región de incertidumbre donde se encuentra la Tierra. Sin embargo, Cano subraya que la probabilidad de que no impacte sigue siendo del 97%, por lo que no hay motivo de alarma, aunque sí un llamado a seguir monitoreando su trayectoria.
Este asteroide, detectado el 27 de diciembre de 2024, tiene un diámetro estimado entre 40 y 90 metros y actualmente se encuentra en el nivel 3 de la Escala de Turín, que mide el riesgo de impacto. Su probabilidad de colisión ha superado incluso la registrada por Apophis en su momento, cuya amenaza inicial del 2.7% terminó reduciéndose a cero tras nuevos cálculos.
Por su tamaño y nivel de riesgo, el asteroide ha activado protocolos de seguimiento por parte de la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) y el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales (SMPAG), organismos avalados por la ONU. Mientras siga siendo visible desde la Tierra, los astrónomos continuarán monitoreándolo para precisar aún más su trayectoria.
La NASA, por su parte, ha calculado una probabilidad de impacto ligeramente mayor, del 3.1%, debido a diferencias en sus métodos de análisis orbital. Sin embargo, ambas agencias trabajan en conjunto para validar los datos y asegurar que las proyecciones sean consistentes.
El asteroide 2024 YR4 volverá a acercarse a la Tierra en diciembre de 2028, cuando se podrá observar con mayor precisión su trayectoria definitiva y confirmar si representa una amenaza real para el planeta.