Ofelia Hernández Salas, conocida como Doña Lupe, una mujer de 63 años originaria de México, admitió ser la líder de una organización delictiva dedicada al tráfico de migrantes, según informó el Departamento de Justicia de Estados Unidos. Su red operaba desde Mexicali, Baja California, y estaba vinculada al Cártel de Sinaloa.
Más de 100 migrantes traficados al año
La organización dirigida por Hernández Salas facilitaba el cruce ilegal de migrantes hacia los Estados Unidos, cobrando entre 10,000 y 70,000 dólares por persona. Según Merrick Garland, fiscal general de Estados Unidos, el grupo traficaba migrantes provenientes de al menos 19 países, entre ellos Bangladesh, Yemen, India, Rusia, Brasil, y México.
Además de coordinar los cruces, el grupo criminal despojaba a los migrantes de sus pertenencias durante el viaje, aumentando su vulnerabilidad.
Detención y extradición
Hernández Salas fue arrestada junto con Raúl Saucedo Huipio en marzo de 2023. Mientras él sigue detenido en México, ella fue extraditada a Estados Unidos en septiembre de 2023, donde enfrentará una sentencia programada para marzo de 2025, con una pena máxima de 15 años de prisión.
Una red sofisticada con alcance global
De acuerdo con la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), la organización de Hernández Salas se valía de facilitadores en diversas regiones para trasladar migrantes a la frontera estadounidense. Su modus operandi incluía métodos sofisticados, activos desde al menos 2018.
Esta red criminal no solo traficaba con migrantes de Latinoamérica, sino también de regiones tan distantes como Asia y Medio Oriente.
Vínculos con el Cártel de Sinaloa
La organización de Doña Lupe ha sido vinculada al Cártel de Sinaloa, específicamente a facciones como Malas Mañas, relacionadas con Ismael «El Mayo» Zambada, quien está bajo custodia de las autoridades estadounidenses. La OFAC sancionó al grupo de Hernández Salas, lo que podría complicar aún más sus operaciones.
Repercusión internacional
Este caso pone de manifiesto la creciente relación entre el tráfico de personas y el crimen organizado transnacional. Las autoridades de ambos países trabajan para desarticular estas redes, pero los desafíos persisten debido a su alcance y sofisticación.
Doña Lupe representa un ejemplo del impacto que estos grupos tienen en la vida de cientos de migrantes, quienes enfrentan riesgos, abusos y pérdidas significativas en su búsqueda por una mejor vida.