El telescopio James Webb muestra que el planeta vecino careció de agua suficiente para la vida, desmintiendo teorías previas.
Un análisis detallado de la atmósfera de Venus, basado en datos del telescopio espacial James Webb, ha revelado que el planeta nunca tuvo las condiciones necesarias para albergar vida. Según un estudio publicado en Nature Astronomy, la falta de agua tanto en su atmósfera como en su interior hace que Venus sea un mundo abrasador e inhóspito desde su formación.
Descubrimientos clave: un planeta seco y volcánico
Los investigadores de la Universidad de Cambridge concluyeron que el interior de Venus es extremadamente seco. Apenas un 6% de agua se encuentra en los gases volcánicos de su atmósfera, una cantidad insignificante comparada con la Tierra, donde las erupciones volcánicas están compuestas principalmente de vapor.
Este dato sugiere que, a diferencia de nuestro planeta, donde los océanos desempeñan un papel crucial para la vida, Venus nunca tuvo agua líquida en su superficie. “La presencia de agua es fundamental para la vida tal como la conocemos, y este planeta carece completamente de ella”, afirmó Tereza Constantinou, coautora del estudio.
Implicaciones para futuras exploraciones
El hallazgo refuerza la percepción de Venus como un mundo permanentemente abrasador y desolado, con temperaturas superficiales que superan los 450 °C y una atmósfera dominada por dióxido de carbono.
Sin embargo, la misión DAVINCI de la NASA, programada para finales de esta década, promete investigar más a fondo. Este proyecto incluirá sobrevuelos y el envío de una sonda a la superficie para confirmar la aridez extrema del planeta.
El impacto en la búsqueda de vida extraterrestre
Estos descubrimientos podrían redirigir los esfuerzos de los astrónomos hacia otros exoplanetas con condiciones más prometedoras para la vida. Según el equipo de investigación, Venus servirá como referencia para identificar mundos similares y entender mejor las dinámicas planetarias en otros sistemas solares.
“Aunque es decepcionante confirmar que Venus nunca fue habitable, este conocimiento es crucial para afinar nuestra búsqueda de planetas donde sí sea posible la vida”, concluyó Constantinou.
Un legado de desolación
El estudio reafirma la singularidad de la Tierra en el sistema solar y amplía nuestra comprensión de los procesos que hacen de un planeta un lugar apto para la vida. Mientras Venus permanece como un recordatorio de la fragilidad de las condiciones necesarias para habitar un mundo, la exploración espacial continuará desentrañando los secretos de nuestro vecino planetario.
