La icónica catedral de Notre-Dame, devastada por un incendio en 2019, está lista para recibir nuevamente al público el próximo 8 de diciembre. Este renacer, tras una obra de restauración histórica, marca el regreso de uno de los monumentos más emblemáticos de Francia y el mundo.
Una reconstrucción en tiempo récord
El incendio que destruyó gran parte de Notre-Dame en abril de 2019 dejó el futuro de la catedral en incertidumbre. Las llamas arrasaron el techo, derrumbaron la aguja y dañaron severamente su estructura. Sin embargo, el presidente francés Emmanuel Macron prometió reconstruirla en cinco años, un plazo que parecía inalcanzable para los expertos.
Contra todo pronóstico, la restauración se completó en tiempo récord. Más de 500 artesanos, arquitectos, ingenieros y restauradores participaron en una obra titánica que combinó técnicas medievales con tecnología de vanguardia.
Detalles del renacimiento
- La aguja icónica: Se reconstruyó exactamente como la diseñada en el siglo XIX por Eugène Viollet-le-Duc, alcanzando nuevamente sus 96 metros de altura.
- El «bosque» del techo: Mil robles franceses reemplazaron las vigas destruidas, replicando la compleja estructura original.
- Vidrieras y mobiliario: Las vidrieras medievales y el órgano, con más de 8,000 tubos, fueron meticulosamente restaurados para recuperar su esplendor.
- Nueva tecnología: Se instaló un avanzado sistema de nebulización para proteger la catedral de futuros incendios.
Una obra de alcance mundial
La reconstrucción no solo movilizó a expertos de toda Francia, sino que también recibió donaciones de 150 países. De los 846 millones de euros recaudados, 550 millones se invirtieron en la restauración, dejando un remanente para futuros proyectos.
Reapertura y legado
La reapertura de Notre-Dame es un símbolo de resiliencia y un testimonio del compromiso de preservar el patrimonio universal. La catedral espera atraer a 15 millones de visitantes anuales, superando los 12 millones que recibió en 2017.
Notre-Dame, ahora restaurada a su antigua gloria, vuelve a erigirse como un faro cultural y espiritual en el corazón de París, lista para encantar a nuevas generaciones y preservar su legado por siglos.