El martes 23 de abril, los entusiastas de la astronomía en México tendrán la oportunidad de presenciar un fenómeno celestial esperado: la hermosa Luna Rosa, marcando la primera luna llena de la primavera en el hemisferio norte. Aunque no cambiará literalmente de color, estará notablemente más cercana a la Tierra, otorgándole un aspecto más grande y brillante, conocido como la superluna.
El término «Luna Rosa» proviene de las tradiciones indígenas de América del Norte, en particular de las tribus algonquinas. Se adoptó este nombre para señalar la aparición de una de las primeras flores de primavera, la Phlox subulata, que florece en tonos rosados, siendo uno de los primeros signos visibles de la estación en algunas regiones del norte del continente.
Para apreciar la Luna Rosa en todo su esplendor, se recomienda alejarse de la contaminación lumínica de las ciudades y buscar un lugar en campo abierto. Consultar los pronósticos del clima es fundamental para garantizar una noche despejada, ideal para la observación astronómica. Aunque no es necesario, el uso de binoculares puede permitir apreciar con más detalle el relieve natural de la luna.
Mirar hacia el oriente al anochecer será clave para no perderse ningún detalle de este espectáculo celestial. Además, capturar el momento con fotografías puede ser una experiencia invaluable, considerando que este fenómeno ocurre solo una vez al año.
La Luna Rosa se inscribe en el calendario lunar, utilizado históricamente por diversas culturas para marcar cambios estacionales y organizar actividades agrícolas, de caza y ceremoniales. Cada luna llena recibe un nombre propio, basado en características naturales o comportamientos animales que suelen coincidir con su aparición.
A pesar de su denominación, la Luna Rosa no adquiere un color rosado distintivo. Su tonalidad puede variar debido a condiciones atmosféricas particulares, como la presencia de polvo, cenizas volcánicas o contaminación, aunque esto no está relacionado con el concepto de la Luna Rosa. Más bien, suele presentarse con tonos amarillos, anaranjados o incluso rojizos al salir o ponerse, fenómeno común en diferentes momentos del año.
La Luna Rosa y otros nombres dados a las lunas llenas resaltan la conexión entre los ciclos naturales y las sociedades humanas, mostrando cómo los fenómenos astronómicos han sido integrados en diversas culturas y tradiciones a lo largo del tiempo.
