La tragedia desatada por los incendios en la región de Valparaíso, ubicada a 100 kilómetros al noroeste de Santiago, ha cobrado un terrible costo humano, con la cifra de fallecidos ascendiendo a 131, según el informe emitido este martes por el Servicio Médico Legal (SML) de Chile. De estos, lamentablemente, solo 35 han sido identificados hasta el momento, lo que agudiza el dolor de las familias afectadas. La institución también ha comunicado que hasta la fecha han entregado los restos de ocho personas a sus seres queridos, aunque el proceso de identificación se ha visto obstaculizado por el estado de los cuerpos.
Aunque aún no se dispone de una cifra precisa de damnificados, el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, ha señalado que las viviendas afectadas podrían alcanzar las 15,000, mientras que aproximadamente un centenar de personas aún permanecen desaparecidas. El levantamiento de cadáveres se ve retrasado debido a la persistencia de numerosos focos de incendio activos hasta el domingo.
Esta emergencia representa la peor catástrofe que ha enfrentado Chile desde el devastador terremoto de 2010, que dejó una huella imborrable con 525 víctimas fatales.
Los incendios comenzaron el viernes en la Reserva Lago Peñuelas y se propagaron rápidamente hacia áreas densamente pobladas en las cercanías de las ciudades de Viña del Mar y Quilpué, impulsados por el viento y temperaturas inusualmente altas.
Ante la posibilidad de que algunos incendios hayan sido provocados deliberadamente debido a la simultaneidad de los focos, la Fiscalía chilena ha iniciado diversas investigaciones. El presidente Gabriel Boric, quien decretó el estado de excepción por catástrofe y se encuentra en terreno desde el fin de semana, ha asegurado que se perseguirá a los responsables con todo el rigor de la ley y el rechazo de toda la sociedad.
El mandatario ha confirmado también que varias personas han sido detenidas por iniciar incendios, y se han presentado múltiples denuncias contra aquellos que intentan provocar nuevos focos de fuego.
Diversos países e instituciones multilaterales han ofrecido su ayuda a Chile, y se espera la llegada de las primeras 20 toneladas de provisiones desde México este martes. La llegada masiva de voluntarios para asistir en la remoción de escombros y el apoyo a las familias ha complicado aún más el tráfico en las zonas más afectadas por las llamas.
La Armada chilena, encargada de la seguridad pública en las áreas afectadas por la catástrofe, ha impuesto restricciones vehiculares para automóviles y maquinaria particular hasta el 21 de febrero, con el fin de facilitar el paso de los equipos de rescate, ayuda y reconstrucción.
