En la madrugada de este miércoles, el poderoso huracán «Otis», de categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, hizo impacto en Guerrero, México, desatando vientos sostenidos de 270 km/h, un fenómeno considerado potencialmente catastrófico.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos informó que este ciclón de gran intensidad llegó a las cercanías del famoso balneario de Acapulco en el Pacífico mexicano. El impacto se produjo alrededor de las 00:25 horas locales (06:25 GMT) y se movía a una velocidad de 17 km/h, según detalló el reporte del NHC.
El pronóstico del NHC señala que «Otis» perderá rápidamente fuerza a medida que avance por el estado de Guerrero, que se caracteriza por su terreno montañoso, y existe la posibilidad de que se disipe durante la noche del mismo miércoles.
Lo sorprendente es que este ciclón adquirió una fuerza considerable en cuestión de horas. Apenas al mediodía del martes, aún era una tormenta tropical, tomando por sorpresa a las autoridades y a la población de los estados afectados, especialmente Guerrero.
En Acapulco, una ciudad con aproximadamente 780,000 habitantes, muchos residentes adquirieron suministros de agua y alimentos de último momento. Comercios y viviendas tomaron precauciones, protegiendo sus ventanas con tablones o cinta adhesiva en forma de X.
El sector hotelero en el puerto informó que la ocupación se encuentra al 50%, y se aconsejó a los turistas permanecer en sus hoteles. Además, el gobierno habilitó más de 500 refugios para los habitantes que viven en zonas de riesgo.
Acapulco presenta un terreno accidentado con áreas planas y al menos tres cerros donde se ubican muchas viviendas, lo que las hace vulnerables a posibles deslizamientos de tierra. Además, en zonas cercanas a la costa de Guerrero se encuentran comunidades empobrecidas consideradas de alto riesgo ante fenómenos naturales, debido a su ubicación en las montañas.
Es importante recordar que el 9 de octubre de 1997, Acapulco sufrió el impacto del huracán Paulina, que llegó a tierra con categoría 4 y causó la trágica pérdida de más de 200 vidas, convirtiéndose en uno de los huracanes más mortales en la historia de México.
El gobierno de Guerrero tomó medidas de prevención, suspendiendo clases y posponiendo la presentación de un informe anual de gestión, priorizando la seguridad de los ciudadanos, como se anunció en un comunicado oficial.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) mantiene en alerta un extenso tramo de casi 500 kilómetros entre Punta Maldonado y Zihuatanejo, en Guerrero, así como partes de la costa del estado vecino de Oaxaca, en el sur del país.
