Ella parece no preocuparse por caer en la incongruencia ni por mostrar ineficacia de manera descarada, ya que siempre guarda en su repertorio un discurso de confrontación con el cual puede eludir la responsabilidad y desviarla hacia los atletas. Estos hombres y mujeres, al igual que ella en su momento, son víctimas de las injusticias arraigadas en un sistema donde el deporte de alto rendimiento rara vez se considera una prioridad.
La retórica provocativa de Ana Gabriela ha alcanzado un nuevo nivel. En esta ocasión, acusó directamente a los atletas mexicanos de «quedarse callados» durante administraciones anteriores, siempre y cuando recibieran financiamiento. Este señalamiento pone de manifiesto una perspectiva cuestionable sobre la dedicación y el compromiso de los deportistas, y sugiere que su lucha por mejores condiciones y apoyo económico no es legítima.
«En una entrevista con Star+, y en particular en el programa de entrevistas dirigido por Hugo Sánchez, expresó: ‘No soy una entidad de caridad, soy una entidad gubernamental. Estoy sujeta a regulaciones, y el dinero no se encuentra en una caja para ser distribuido de manera indiscriminada. Lamentablemente, muchas veces han malinterpretado la situación con los atletas, al callar sus inquietudes con dinero, solo han logrado fomentar malos hábitos. Se han vuelto dependientes y poco considerados, porque si alzaban la voz, simplemente les otorgaban más dinero y silenciaban sus preocupaciones'».
